viernes, 4 de febrero de 2011

TAHRIR: CUANDO EL MUNDO FUE UNA PLAZA

Habría mucho que comentar, mucho que aprender y repasar sobre lo que está pasando hoy en El Cairo. Miles de personas continúan concentradas en la plaza Tahrir, partidarios pacíficos del cambio político ya, y de asfixiar con su resistencia a la dictadura de un octogenario,  otro dictador envejecido aferrado al poder. La visión de la plaza, con miles de personas inclinadas como teselas de un mosaico, rezando al unísono fascina a unos y conmociona a otros que recelan de la toma del poder por parte de extremistas islámicos.




El mundo es ahora una plaza; ¿Cuál está siendo el papel de los medios? Existe un compromiso informativo pero, la avidez por dar la noticia, no antes, no mejor, simplemente ofrecerla, registrarla, transmite una rara sensación de mercadeo de una situación que ya lleva la etiqueta de "histórica". Sí, histórica, colectiva, pero realizada por el esfuerzo individual ¿caducarán estos titulares como el reciente conflicto del Sáhara, enfriado a cámara rápida?


El mundo es ahora una plaza: ¿Qué uso se ha hecho de las redes sociales? En estados donde la libertad está intervenida, y en momentos en los que incluso la telefonía móvil es abatida o neutralizada y se extreman en todos los sentidos medidas de represión, internet y las redes sociales han procurado un ejercicio de la libertad de expresión, un coladero; las polémicas con Wikileaks, la Ley Sinde y este uso de las redes sociales o los problemas de Google en China, por ejemplo, indican la relevancia y la atención que hay que poner en "la nube". Nube que no es tal: existen servidores ¿dónde están?¿quién los protege? ¿Quién los controla?

El mundo es ahora una plaza: ¿Por qué es tan importante esta movilización ciudadana? Porque significa de forma verdadera que el pueblo reclama su voluntad e invalida la gestión del estado. Porque confirman que la última palabra es del pueblo, que la masa no es tonta. Aún en democracia, el estado de "pasividad confortable" llega a secuestrarnos hasta el punto de no protestar, no cuestionar, no utilizar los medios de los que disponemos para ejercer la disidencia, o desconocerlos por completo.


El Islam, las sociedades islámicas y el mundo árabe en general, cargan con un enorme prejuicio de oscurantismo, una mezcla no definida de tópicos, cultura, tradición y religión que, tras los fuertes conflictos políticos, bélicos y las acciones terroristas sufridas, radicalizan de forma general un sentimiento de amenaza, de ser un mundo inconciliable, creando dos bandos que son sólo dos etiquetas mediáticas: Oriente y Occidente. Eso también es extremismo. 


El mundo es ahora esa plaza: me hizo mucha ilusión entender, cuando escuchaba en la radio el seguimiento de los hechos que están ocurriendo, cómo uno de los invitados al debate daba los buenos días en árabe (sabah el jer). Eso nos acerca a todos.



1 comentario:

Prendelo0o dijo...

El miercoles 9 a las 19:30 hay una concentración en Sol, en apoyo la lucha del mundo árabe por su libertad