Mientras el muy críticado ex-young british artist (quién fuera young, british y artist... con la que está cayendo), protagonizaba un "back again" con el cráneo de bebé dorado (¿acaso no es el oro un símbolo de eternidad...?) y con incrustaciones de piedras preciosas subastado a precio desorbitado -si bien un precio menor que el anterior cráneo, ya que era más pequeño y contenía menos cantidad de eso que tiene tanto valor-, mientras este proyecto de escándalo, para mí fallido, se perpetraba hace unos días, ahora nos salen con lo siguiente, otra entrega: Miquel Barceló, A.K.A. "el niño de la cúpula", al que la revista Matador dedica sú "número N" (viva el diseño editorial, y el diseño gráfico de paso...), y repito para enfatizar, Miquel Barceló, A.K.A. "el niño de la cúpula", elabora un cuadernillo de poemas utilizando una mezcla de tinta y cenizas del propio autor (¿?¿?). Yo pensaba que era "open mind", pero me estoy descubriendo un "carca": ¿qué necesidad, más allá del homenaje personal (ego), hay de semejante mixtura artesana?.

Quizás quiera Barceló enfrentarnos a los ritos del África profunda, a modo de Joseph Conrad, o del más reciente Sir Vidia Naipaul (Máscara de África), pero no hace más que contribuir al fetiche, al artículo de lujo, a reatroalimentar un sistema que, tras el estallido de la crisis, todo el mundó juzgó como obsoleto, pero que nadie está haciendo nada por mejorar...
Matador.
Y a mí la cúpula me gustaba, eh?
Aprovecho para apuntar un envento que puede estar interesante:
Jorge Blasco nos propone recorrer esta muestra, compartiendo su experiencia como investigador y comisario de proyectos que conectan los ámbitos del arte y del archivo. Durante este viaje se detendrá en OVNI ARCHIVE y con la artista Rosell Meseguerr establecerá un diálogo penetrando en el imaginario contenido en los documentos y objetos que conforman esta obra.
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