lunes, 22 de noviembre de 2010

Una mala acción -Valcárcel Medina / Zhou Bin- LOVE (ACCION!MAD10-Círculo de Bellas Artes)

No hay duda de que Isidoro Valcárcel siempre ha jugado a la contra. Eso sí, con una lógica finísima y, como puede leerse en cualquier sitio, con una actitud comprometida y alejada de los aspectos comerciales del arte (Wikipedia dixit). Repasar su trayectoria es asomarse a una de las cabezas de verdad pensantes, lúcidas e innovadoras del panorama español desde los 60, eso sin perder un ápice de humanismo y honestidad (que no humildad).
Reconocido con el Premio Nacional en 2007 (¿qué estaría yo haciendo?), que no rechazó, y protagonista, aún así, de no pocas situaciones comprometidas para las instituciones o el propio ministerio: en 1996 reclamó ante el Congreso de los Diputados y el Ministerio de Cultura que el Museo Reina Sofía, tras invitarle a presentar un proyecto, se había negado a facilitarle los presupuestos de montajes, transporte, etc,  de las últimas exposiciones organizadas en dicho museo. En otra ocasión, le deniegan una exposición por ser el presupuesto demasiado bajo (6 euros), al parecer, causa de desprestigio para la institución en cuestión.  Otra de sus ocurrencias (o perogrulladas); la Ley  (o proyecto de Ley) Promotora y Reguladora del Ejercicio, Disfrute y Comercialización del arte.
Merece muchísimo la pena, profundizar en la vida y obras de este Pensador del arte, que intuyó y practicó géneros (instalación, performance, happening), en la España  cerrada y censurada de los 60 y 70, y que ha seguido haciéndolo en la catetocracia y el arte-pitalismo de los 80, 90 y actualidad.
La coincidencia con un contemporáneo nuestro como este debe ser apreciada por accesible; este señor estuvo allí, no se si huraño, desencantado o iconoclasta, como no se tampoco si su "mala acción" fue devolvernos la reverencia y citarnos con puntualidad para no entrar al trapo y hacer como si nada.
Cuando terminó la acción de Zhou Bin, lo encontré por la calle cercana donde muchos acabamos tomando unas cañas y le pregunté, con animo de "intervenir su trayectoria", que si sabía el nombre de la calle. "Los Madrazo", contestó sin inmutarse. Más tarde, uno de los compañeros, al verlo dentro del bar le dice: "somos fans suyos". A lo que Valcárcel soltó: ¡Pues peor para vosotros!
Enlaces de interés:
"Un artista que dice no" -Artículo de El País (2007)
"Claves de una politica cultural progresista"- YouTube
Fragmento de "Conversaciones Telefónicas" (1973)- YouTube
Entrevista -UCM/CDCE




En cuanto a la acción de Zhou Bin; mereció la pena esperarse, retrasar las ávidas ganas de unas cañas y dejarse llevar por la intriga por lo que podía ocurrir: el asiático limpia rigurosamente unos cristales cuadrados y ha dispuesto sobre una mesa un bote de ketchup, un tubo de salsa Tommy (¿?) y otro de wasabi. Elige a cuatro personas de entre el público y les pregunta qué "condimento" prefieren. Según la respuesta, escribe en el cristal correspondiente una a una las letras que forman L O V E. Por la cara posterior, repasa lo escrito usando el wasabi.
La acción en sí se desarrolla en distintos lugares, obligando a la concurrencia a perseguir la acción, a disolver el acuerdo espacial que enfrenta escenario/protagonistas de la acción/espectadores. Zhou Bin lame su parte del cristal, escrita con wasabi picante a la vez que la persona elegida disfruta de su ketchup o tommy (¿?) y las acciones se suceden sobre la mesa, peldaños arriba de la escalera central del hall, o tirados en el suelo, siempre con las caras enfrentadas y con ese juego de proximidad y frialdad, erotismo y profilaxis, de ilusión e invasión, devenido de coincidir en el momento de recorrer con la lengua el cristal que los separa.
Tras el revuelo y la persecución, el artista se planta ante la mesa y uno por uno hace añicos los cristales golpeándose la cabeza con ellos.
Conmoción y sorpresa; y a la vez frivolidad, distancia, por el acuerdo mismo que nos devuelve a la realidad y nos sitúa de nuevo en una posición cómoda de espectador.
Apenas con un punto de sangre en la cara, el artista desaparece entre la multitud y los aplausos.
Jugueteo con algunas conclusiones, algunos análisis. No quiero resultar evidente. Necesito profundizar.
Sin embargo, tal vez Raquel tenga razón: hay acción. Hay emoción.

1 comentario:

Alejandro dijo...

Pues es Become in contact, y mi nombre es Alejandro Simón. Muchas gracias por tu interés, se trata de un ejercicio de clase un tanto rarito.